Querido lector:

Las aulas se están convirtiendo en un campo de batalla, no solo ideológico, en el que ya sabemos que hay un bando que lleva la voz cantante, los que predican los evangelios progresistas, y hay otro, que calladitos y en un rincón, resisten como pueden las flechas del odio y el resentimiento que lanzan.

Esta es la violencia ideológica que impregna hasta los sumideros de los centros escolares. Pero, si has sido observador, desde hace unos años, también se está gestando otro tipo de violencia, tal y como hemos escuchado de labios de nuestros docentes invitados, Alejandro y Elena y que está rozando ya límites inimaginables hace unos años. Años, en los que los alumnos se levantaban de sus sillas cuando entraba el maestro en clase, cuando les hablaban de usted, con el “don” delante del nombre, y a quienes no se les ocurría a ninguno rechistar lo más mínimo ante las notas de un examen, deberes para casa o algún castigo que les caía, los cuales, ciertamente, podían a llegar a ser demasiado severos.

De ese panorama educativo a lo que presenciamos ahora, ha habido un cambio tan abrumador que pareciera como si hubiese arrasado una apisonadora destruyendo las bases sobre las que esa educación se construía, y que no eran otra cosa, que el respeto y los valores, los principios básicos para toda convivencia.

Sí, querido lector, ya lo dijo Chesterton muy sabiamente:

“el mundo está cabeza abajo. Todos andamos cabeza abajo. Somos todos unas moscas pegadas al techo, y solo por un verdadero y hermoso milagro no nos caemos”.

Las aulas no son más que el reflejo de la situación que impera en esta sociedad vacía de sentido, sin respeto ni valores fuertes y ese verdadero y hermoso milagro del que hablaba Chesterton no es más que la mano de Dios que nos sostiene y da discernimiento a docentes, como nuestros invitados, para no dejarse arrastrar y acabar pegados al techo sin posibilidad de alzar el vuelo.

Gracias a todos los profesores que seguís en primera línea de batalla firmes sin desfallecer, sois un verdadero ejemplo. Y aunque en ocasiones perdáis la esperanza, esa semilla de amor y esa educación que estáis transmitiendo, tendrá sus frutos.

Desde la Asociación ECA os animamos a continuar en esta misión tan importante que tenéis a la que, por vocación, habéis sido llamados, sabiendo que lo hacéis por ellos, por esa juventud de la que depende el futuro, porque… son NUESTROS HIJOS.

Un saludo y hasta la próxima cita:

Alicia Beatriz Montes Ferrer

Puedes escuchar aquí el podcast completo del programa de radio en el que hablamos sobre la problemática del sistema educativo y la situación violenta que están viviendo los profesores en los centros educativos.

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