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EFECTOS PSICOFÍSICOS ADOCTRINAMIENTO EN IDEOLOGÍA DE GENERO. Fuencisla Casanova. Psicóloga

INFORME sobre los verdaderos efectos psicofísicos del adoctrinamiento de los menores en la ideología de género.

Informe elaborado por Fuencisla Casanova Arévalo. Psicóloga experta en ideología de género

Como «ideología» que es, carece de bases científicas porque niega la biología, la fisiología, la anatomía y la psicología, lo que supone sustituir la verdad respaldada por la ciencia por la ficción. La autoridad de los padres, que es a quienes compete la educación de los hijos, es suplantada por la autoridad gubernamental y «asociaciones satélite» en quienes el gobierno delega.

Vamos a hacer un breve recorrido por la sexualidad infantil a la luz de las aportaciones científicas de la psicología dinámica, la psicología evolutiva y las neurociencias.

El bebé es puro instinto y lo que busca es reducir la tensión y sentirse bien. Tiene sensaciones placenteras de carácter inespecífico debido a su total inmadurez psicofísica. En la etapa de 0 a 5 años, comienzan a sentarse las bases de la que será la sexualidad del adulto, así como las identificaciones, no basadas en estereotipos como afirma la Ideología de Género, sino en la realidad biológica del dimorfismo sexual humano, o sea, dado que el niño nace con un aparato reproductor inmaduro de hombre o de mujer. Ese triángulo que forman el papá y la mamá -que se ofrecen como modelos de identificación-  con el niño o la niña, hace posible la adquisición de esa identidad.

El ser humano tiende de forma natural a la integración de sus estructuras anatómicas, su realidad fisiológica y sus sentimientos como hombre o mujer. 

La única necesidad que tienen los niños en esos cinco primeros años de su vida en relación con la sexualidad para llegar a convertirse en un adulto pleno, es que sus padres ofrezcan esos modelos de identificación en un entorno de amor y respeto mutuo y que satisfagan la curiosidad sexual que manifiesta en forma de preguntas acerca de su nacimiento y de donde vienen los niños.

Para un niño obtener la respuesta de sus padres supone una gran satisfacción. Esta respuesta tiene que ser así: que debido al gran amor que se tienen los mismos fue deseado y se le dice como tiene lugar la cópula y su nacimiento. A partir de ahí -suele ser hacia los cuatro años- el niño queda tranquilo y no quiere saber más.

La sexualidad desde los 5 años hasta la pubertad

A los 5 años comienza un período que se extiende hasta la pubertad en que el común denominador de la sexualidad del niño y de la niña es la afánasis, o desaparición del deseo e interés sexual. Se observa la casi total desaparición de las actividades sexuales autoeróticas, la curiosidad y los deseos sexuales. Durante ese período hasta la adolescencia predomina la ternura en las relaciones del niño, aparecen sentimientos como el pudor, el asco y las aspiraciones morales y estéticas, se fortalece la voluntad, se está desarrollando el pensamiento y el esfuerzo, porque el niño está aprendiendo a diferir la recompensa, aprende a planificar su acción, a discernir entre el bien y el mal.

Es un período determinante para el desarrollo de la corteza prefrontal donde se encuentran localizadas las funciones ejecutivas superiores. 

Abuso hacia los menores

La sexualización (Parlamento Europeo 2012: “Imposición de la sexualidad adulta a los niños y niñas que no se encuentran ni emocional, ni psicológica, ni físicamente preparadas para ella en la fase de desarrollo en que se encuentran y por lo mismo rompe con el desarrollo biológico…), del niño es una forma de  abuso Sabemos que la incitación a la práctica sexual en la escuela ya supone per se una forma de seducción del niño por parte del profesor adulto. El niño abusado se va a convertir en abusador, al ponerse en movimiento el mecanismo de defensa que se denomina identificación con el agresor

Los niños no necesitan, y es un gravísimo modo de abuso, que aprendan cualquier tema en relación con la sexualidad adulta. Desde el nacimiento hasta la adolescencia es una forma de maltrato enseñar sexualidad adulta, porque constituye una falta de respeto a su inmadurez física y afectiva.  No es el “heteropatriarcado” el que reprime sino la realidad biológica la que actúa en este sentido.

Hay que esperar a la adolescencia, con todos sus cambios hormonales y anatómicos, y en todo caso es a los padres a quienes, conociendo la idiosincrasia del hijo, corresponde dar respuesta a las dudas que planteen, desde la sinceridad. Enseñar a todos los niños por igual ignorando esas diferencias individuales constituye otra forma de maltrato.

Tanto el adoctrinamiento en Ideología de Género como cualquier otra forma de adoctrinamiento consiste en la programación de los seres humanos.

Se les enseña a ser condescendientes, a decir «sí» y aceptar las propuestas de otros cuando se dé la secuencia o formulación adecuadas. A esto se llama «Hábito de la conformidad«. El agente de influencia (gobierno) pretende la facilitación o provocación de una respuesta específica de condescendencia Desencadena conductas automatizadas, rutinas, hábitos.

Frente al hábito de pensar o reflexionar se instaura, mediante persuasión manipulativa, el hábito de tener una satisfacción inmediata. Se automatiza la conducta sexual ante sensaciones de frustración, ansiedad o malestar de la índole que sea, anulando el proceso de pensamiento que se pondría en movimiento para buscar la causa de ese malestar.

Se promueve en el niño la práctica sexual con el engaño (engañar a los niños es una forma de maltratarlos), de que es el único modo que tiene de saber quién es y descubrir su identidad de género. Es justamente lo opuesto ya que para saber quién es y conseguir  cualquier certeza, se tiene que poner a pensar y tal actividad sexual compulsiva obstaculiza el desarrollo del pensamiento.

Esta conducta sexual automatizada conlleva una descarga de dopamina que es la neurohormona del placer y de las adicciones. La liberación de dopamina puede hacer que los individuos se conviertan en adictos porque siempre van a buscar niveles más altos. En el niño se trata de una conducta totalmente impulsiva unida a una gratificación inmediata. Tal forma de gratificación y consiguiente descarga de la nuerotoxina dopamina interfiere en el desarrollo de la corteza prefrontal, zona donde se localizan las funciones ejecutivas superiores, tales como la voluntad, la planificación, resolución de problemas, la «metacognición», la moralidad o la atención.

Para favorecer este desarrollo el niño tiene que aprender a diferir la gratificación y que no se trate de una gratificación impulsiva instintiva sino social-cultural (la vinculación basada en el amor y la ternura y el trabajo bien hecho). 

Carencias físicas y psíquicas en el comportamiento por el adoctrinamiento en ideología de género a los menores

La práctica sexual del menor inmaduro debilita, como decimos, la corteza prefrontal, conlleva carencias en todas esas funciones ejecutivas, fracaso escolar, destrucción de la moralidad, de los intereses estéticos en el niño, impide el impulso a la cultura y daña gravemente la vinculación afectiva y el esfuerzo para la consecución de metas. También debilita los mecanismos inhibitorios.

Cada vez va a ser más frecuente el TDAH (Trastorno de atención e hiperactividad) que incluye una combinación de problemas persistentes, que con frecuencia continúan en la edad adulta, tales como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo, o sea con tendencia a actuar sin pensar en las consecuencias de sus actos. Otro efecto psicológico es la intolerancia a la frustración y la impaciencia (lo quieren todo ya). A falta del correcto control de impulsos y moralidad pueden ser personas agresivas que podrían caer en la delincuencia

Efectos graves para la salud física y mental del menor por el adoctrinamiento

La «educación sexual integral» y el adoctrinamiento en ideología de género, que defiende la práctica sin restricciones de la sexualidad («sexo libre»), empuja al niño a la  promiscuidad en la práctica de la sexualidad reducida a mero placer genital, alejando la sexualidad de su dimensión  genuinamente  humana. Viene a destruir la vinculación entre las personas basada en el amor y el establecimiento de vínculos familiares, que es el anclaje psicoafectivo del ser humano, y que al vaciarlo de su verdadera identidad y sentimiento de pertenencia, lo lleva a sufrir desarraigo, desesperación, pérdida del sentido de la vida,  soledad y vacío.

Como «pescadilla que se muerde la cola» arrastra al individuo a una mayor dependencia y sumisión al poder tiránico del Estado y a verse dominado por conductas adictivas en un intento desesperado por sentirse bien, a caer en estados depresivos profundos y conductas autolíticas. También les puede llevar a la ninfomanía, en el caso de ser mujer, o a la satiriasis si se trata de un hombre.

El establecimiento de un código ético ocurre de forma espontánea y natural en todos los niños cuando se les respeta en las diferentes etapas de su proceso de desarrollo. La condición de la eticidad o educación en valores humanos con sus dos dimensiones moral y social, es la renuncia impulsada por la autoridad paterna.

El adoctrinamiento en ideología de género impide la formación de un código ético y fomenta el egoísmo mediante el engaño que consiste en ofrecer una visión parcial y distorsionada de la sexualidad humana evitando las referencias a la responsabilidad como  rectora de la conducta sexual, ya que es una conducta que requiere la participación de «un otro» y lleva aparejadas consecuencias. 

Sexualizar a los  menores le abre la puerta al abuso.

Personas que han sido seducidas por los profesores cuando asistían a clase para tocar sus cuerpos y el de los compañeros, con la excusa de que así podrían conocerse y protegerse de los abusos, al hacerse conscientes en la adultez de lo que vivieron en su infancia lo han reportado como traumático. Verbalizan que estando en el patio durante el recreo, abusaban unos niños de otros mediante tocamientos y felaciones y se dieron embarazos no deseados entre adolescentes. 

Hay que recordar que los menores no saben lo que es el «consentimiento» porque este no queda totalmente establecido hasta que madura el lóbulo frontal derecho, alrededor de los 25 años y carecen de capacidad para darlo o para negarlo. También el niño se vuelve más vulnerable hacia el abuso sexual cuando se le sexualiza porque además, debido a su inmadurez, no es capaz de distinguir una relación amorosa de una abusiva.

La formación de la realidad biológica, física y afectiva de los menores

En cuanto a la elección de género, decir que biológicamente tenemos órganos reproductivos de hombre o de mujer. Ya en el claustro materno se produce esa diferenciación.  Las bases de la  identidad sexual, esto es, sentirnos y sabernos hombre o mujer, se establecen de 0 a 5 años de edad. Es a través del proceso de identificación con sus figuras primarias (papá y mamá), y no de la práctica sexual como se produce la integración de la realidad de sus estructuras anatómicas y fisiología de un hombre o mujer determinadas por sus genes y sentirse y saberse un hombre o  una mujer en concordancia con las  mismas. 

Cuando el menor ingresa en preescolar ya sabe que es un niño o una niña porque todo en el ser humano tiende a la integración de su realidad biológica, fisiológica y afectiva. Pero como es evidente, si se le somete a un proceso persuasivo-manipulativo de adoctrinamiento en ideología de género, como se hace en la escuela y también en las redes sociales, dada un inmadurez y aun vacilante » yo identitario», se le lleva a confusión y a abrazar las más peregrinas identidades. El efecto es la distorsión de la realidad, se moviliza un mecanismo de disociación y cae en un estado de enajenación,  que le niega su derecho a ser quién realmente es.  En la clínica se comprueba que personas que debido a haber sufrido traumas en su infancia, no saben si son hombre o mujer,  poseen un «yo débil», trastorno de ansiedad, depresión, pobre valorización etc. 

Otro efecto patológico  sería el desarrollo en el menor de  ideación delirante de tipo somático

Este menoscabo del criterio de realidad en relación al «self» (totalidad de la personalidad que incluye no solamente al yo sino a la vida de los instintos), que conlleva el adoctrinamiento en ideología de género, hace al individuo incapaz de testear la realidad circundante y vuelve a la persona totalmente manipulable.

El adoctrinamiento en ideología de género va a ocasionar también falsos casos de transexualismo.

El verdadero transexual lo es desde los 2 a 4 años de edad, en que manifiesta odio o rechazo hacia sus órganos genitales. Para estos verdaderos casos se llevan a cabo protocolos médicos de seguimiento que duran años, hasta que el menor al alcanzar la mayoría de edad puede dar su consentimiento y someterse a un tratamiento llamado de cambio de sexo. Para que veamos la gravedad de este tema pondremos como ejemplo a una persona esquizofrénica que oye voces que le dicen que es transexual; no se le puede hormonar ni someter a cirujía porque en este caso lo que hay que tratar es la esquizofrenia.

El adoctrinamiento en ideología de género es un ataque frontal a la «función paterna«.

Se presenta al varón como violento cuando el ser humano, hombre o mujer, es agresivo por naturaleza.  El padre es un tercero separador que rompe la simbiosis que forma el bebé con la madre. Esto hace posible la separación del hijo, su desarrollo psicoafectivo y su salud mental. La función del padre da entrada al niño/niña en la moralidad, la cultura, en la sociedad,  en la exogamia, le da su característica viril o femenina y tiene un papel muy relevante en las distintas etapas evolutivas. El ataque a la figura paterna enfrenta al niño con el dador de los emblemas de identificación.

Concluimos que como el desarrollo psicoafectivo del niño se da en forma de etapas que se van superponiendo,  el ataque al mismo que supone el adoctrinamiento en ideología de género acarreará que regresiones a etapas más primitivas del desarrollo libidinal, como sería la posición esquizo-paranoide, donde impera el mundo mágico y el principio de placer. El niño abandona conquistas madurativas aun no del todo afianzadas. 

No obstante todo lo dicho, habrá diferencias individuales que provendrán de la propia idiosincrasia del infante así como de la educación paterna. Hay que tener presente que en España el 40% de los niños no tienen un apego seguro lo que les hace especialmente vulnerables a la manipulación persuasiva en ideología de género.

Fuencisla Casanova Arévalo. Psicóloga experta en ideología de género

                Bibliografía.

                «El lavado de cerebro». Álvaro Rodríguez Carballeira

                «La familia y el desarrollo del individuo». D. W. Winnicott

                «Realidad y Juego». D. W. Winnicott

                «El niño y el mundo externo». D. W. Winnicott

                «Obras Completas». Melanie Klein

                «Los mecanismos de defensa».  Anna Freud

                «Obras Completas».  Sigmund Freud

                «Psicobiología del desarrollo».  Santiago Segovia y Antonio Guillamón

                «Fisiología médica». Ganong

                «Diccionario de psicoanálisis». Jean Laplanche y Pontalis

                «La función paterna en la clínica freudiana». Daniel E. Schoffer

                «Aportaciones recientes en psicopatología». Bonifacio Sandín

                «Psicología del niño». Jean Piaget

Informe explicado en el programa SON NUESTROS HIJOS de la Asociación ECA, en la emisora MULTICANAL RADIO. Visita nuestro canal de YouTube y suscríbete.


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